Erase
una vez, en un chiringuito cerca de la playa donde trabajaba, un pirata llamado
Pepe. Todas las mañanas desayunaba cereales de estrellas.
Un día
que había mucha niebla salió con su yate a navegar. Pero la niebla era tan
intensa que se perdió y no sabía dónde estaba. Cogió la brújula
para orientarse y poder regresar a su chiringuito.
Desde
entonces, los días de niebla no sale a navegar, y si sale lo hace siempre con
su brújula.
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